Todo el mundo sabe que Halloween, tras Salzillo, es lo más conocido de Murcia. |
Dos décadas y pico después, Halloween se ha colado en España de una rápida y fulminante. El país más antiamericano de Europa celebra con entusiasmo una fiesta que ha sido popularizada por la cultura del Imperio. Algunos achacan el éxito a la influencia del cine americano, pero no me creo esa teoría. La televisión es un medio formidable de manipulación que crea modas y antojos. En España, diversos canales de televisión, junto con las agresivas campañas publicitarias que se organizan en fechas recientes, han provocado que lo que era una fiesta lejana y desconocida, se convierta en una fecha ineludible en el calendario. De este fenómeno podemos extraer conclusiones nada positivas. Evidentemente, cada cual puede hacer lo que le dé la gana, desde chupar candados a coleccionar cerillos, pero la implantación de Halloween y, a veces, su celebración obligatoria, lleva a pensar que algo no funciona en nuestra sociedad.
Los celtas inventaron la pizza. |
En España, Halloween era algo desconocido hasta el año 2000. Desde entonces y gracias a la televisión y las feroces campañas publicitarias, determinados sectores empresariales nos han obligado a celebrar algo que jamás se ha celebrado, no ya en España, sino en Europa Occidental con la salvedad de Irlanda. Lógicamente, algunos, desde pizzerías pasando por tiendas de disfraces y terminando en hoteles, han hecho un agosto. No es descartable que, a este paso, también celebremos dentro de poco el Día de Acción de Gracias o cualquier evento del calendario chino. Si tanto éxito ha tenido Halloween, ¿por qué no importar cualquier cosa que se celebre por el ancho mundo? Tiene gracia que critiquemos el consumismo desaforado de nuestro tiempo pero luego, si saber cómo, caemos en la trampa de celebrar algo que sólo a algunos les interesa simplemente para llenar la caja.
Carrefour, como otras empresas del ramo, se apunta a Halloween |
La irrupción de Halloween demuestra que la sociedad española, como otras occidentales, ha perdido, en materia cultural, el rumbo y se apunta a lo primero que pase por la puerta sin preguntarse el por qué de la cosas. Es como si las procesiones de Semana Santa o El Rocío se hicieran en Estados Unidos por la cara. En primer lugar no tendría sentido y, en segundo, dudo mucho de que en ese país permitan semejante dislate. Pero nosotros, en España, somos más papistas que el Papa, y hacemos cosas que ni se plantean algunos países anglosajones. No es de extrañar que en otras materias más relevantes ocurran cosas inexplicables.
No hay comentarios:
Publicar un comentario