lunes, 20 de octubre de 2014

Declaración de intenciones.

Buenas noches. Aquí empieza la segunda etapa de Etimologías. ¿Por qué digo segunda etapa? Hace unos años, concretamente en 2004, nació otra bitácora cuyo nombre era muy similar a la actual. Aquella bitácora, que estuvo en la Red durante casi seis años, dejó de existir de repente, sin previo aviso, algo que dejó descolocados  a muchos. Las razones que me llevaron a tan repentina decisión son varias, aunque la principal fue el hartazgo que me provocó ver cómo determinados segmentos de la sociedad española siguen anclados en un guerracivilismo permanente. Durante esos seis años, pude comprobar cómo algunas personas que pululan por la Red están imbuidos por el fanatismo, cuando no el odio, hacia los que no piensan como ellos. El simple hecho de dar una opinión provocaba, a veces, un verdadero aluvión de insultos e injurias. A lo anterior se suma el hecho de que la política empezaba a hartarme. Los tirios y los troyanos me han decepcionado hasta extremos insospechados y, por ende, decidí dejar ciertos temas a un lado. Además, hace cuatro años, mi vida se hallaba en una pendiente turbulenta que no invitaba a hablar de lo humano y lo divino. Por todo aquello, decidí echar el cerrojazo.

¿Por qué, entonces, vuelve Etimologías? Tras la tormenta, vuelve la calma y, por ende, estoy en condiciones de retomar una actividad que, a pesar de lo anterior, me resultó también gratificante. Gracias a la primera Etimologías, pude aprender mucho algo que no podré olvidar por muchos insultos que recibiera. Por otra parte, me encanta escribir y expresar lo que veo y siento. Siempre ha sido una de mis aficiones. En esta ocasión, y aunque parezca increíble, la política estará menos presente en este blog. En la vida no todo es la política, y a veces entiendo a la gente que afirma que pasa de esos temas. Bien es cierto que no descarto dar mi parecer en ciertos temas pero, en ningún caso, será el eje principal de este blog.

Espero que Etimologías en Chiclana sea del agrado de todos. Aquí empieza, pues, la segunda etapa de este bitácora. Sean todos bienvenidos.

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